
En el mundo empresarial, la gestión de riesgos desempeña un papel fundamental en la protección de las organizaciones contra posibles pérdidas y daños. Para lograr una gestión efectiva de riesgos, es esencial implementar controles adecuados. Dos tipos principales de controles utilizados son los controles transversales y los controles específicos. En este artículo, exploraremos la importancia de ambos en una estrategia integral de gestión de riesgos.
Los controles transversales, también conocidos como controles generales o controles de soporte, son aquellos que se aplican a través de toda la organización. Estos controles tienen un alcance amplio y se enfocan en áreas clave que son relevantes para múltiples procesos y funciones de la empresa. Por ejemplo, controles como la segregación de funciones, la política de contratación y los controles de acceso a sistemas informáticos son ejemplos comunes de controles transversales.
Los controles transversales son fundamentales para establecer un marco de control sólido en toda la organización. Proporcionan una base sólida para la gestión de riesgos al abordar áreas de riesgo comunes y promover prácticas coherentes en toda la empresa. Estos controles ayudan a garantizar la integridad de los procesos, la protección de los activos y el cumplimiento de las leyes y regulaciones aplicables.
Por otro lado, los controles específicos, también conocidos como controles operativos o controles de proceso, se centran en áreas y procesos específicos de la organización. Estos controles están diseñados para abordar los riesgos particulares asociados con actividades específicas y brindar una cobertura más detallada en áreas críticas. Por ejemplo, un control específico podría ser la implementación de una revisión periódica de inventario o la implementación de medidas de seguridad adicionales en una instalación de producción.
Los controles específicos son necesarios para mitigar los riesgos particulares que enfrenta una organización en sus procesos específicos. Al identificar y abordar los riesgos específicos, las empresas pueden tomar medidas para evitar posibles pérdidas o daños y garantizar la continuidad operativa. Estos controles son personalizados y adaptados a las necesidades y características únicas de cada proceso o área de la empresa.
La combinación de controles transversales y controles específicos es esencial para una estrategia integral de gestión de riesgos. Los controles transversales brindan una base sólida y establecen un marco general de control en toda la organización, mientras que los controles específicos se centran en riesgos particulares y brindan un enfoque más detallado y adaptado.
Es importante destacar que una gestión efectiva de riesgos y la implementación de controles adecuados son aspectos clave de una buena gobernanza corporativa. Estas prácticas demuestran el compromiso de la empresa con la transparencia, la responsabilidad y el cumplimiento de las regulaciones. Además, ayudan a fortalecer la reputación y la confianza de los clientes y otras partes interesadas.
En resumen, los controles transversales y los controles específicos son componentes críticos en una estrategia integral de gestión de riesgos. Los controles transversales establecen un marco general de control en toda la organización, mientras que los controles específicos se enfocan en riesgos particulares y procesos específicos. Al combinar ambos tipos de controles, las empresas pueden gestionar eficazmente los riesgos, proteger sus activos y garantizar el cumplimiento normativo.
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